Andar durante 20 minutos al día aumenta un 11% la resistencia de la columna vertebral, un 8% la flexibilidad y un 69% el equilibrio.
Datos recientes publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) han dejado en evidencia la falta de actividad física que padecen los niños y adolescentes españoles. Por otro lado, el incremento del uso de coche y las aglomeraciones en las rutas escolares contribuyen al aumento de la contaminación atmosférica urbana.
Lejos de ser una mera cuestión estética, esta falta de actividad está acarreando numerosos problemas de salud y medioambiente en nuestra población más joven. La Asociación Española de Pediatría (AEP) pretende mostrar cómo los pequeños gestos de ir caminando al colegio pueden tener resultados de gran envergadura para mejorar estas circunstancias.
“Cerca del 23% de nuestros escolares tiene sobrepeso y en torno a un 18% padece obesidad. Caminar un kilómetro de ida y otro de vuelta al día, –distancia media entre el colegio y el hogar-, supone realizar hasta 2/3 partes del ejercicio diario recomendado en los menores”. De forma paralela, “las aglomeraciones y el uso del coche para ir al cole también contribuyen al empeoramiento de la calidad global del aire en las ciudades”, asegura la doctora María José Mellado Peña, presidente de la AEP.
“Los niños que caminan o van en bicicleta a la escuela tienen niveles diarios más altos de actividad física y mejor condición cardiovascular que los niños que no viajan activamente a la escuela”, asegura el doctor Juan Antonio Ortega García, coordinador del Comité de Salud Medioambiental (CSM) de la AEP.
Caminar al colegio se ha asociado a un menor índice de masa corporal y contribuye a disminuir el exceso de peso a través de un incremento del gasto calórico, además de que contribuye a prevenir la obesidad abdominal independiente de otros factores de carácter demográfico, dietas, porcentaje de grasa corporal o minutos dedicados a la actividad física. “Estos resultados pueden ser especialmente prometedores para los jóvenes con obesidad, ya que caminar al colegio puede ser una estrategia fácil de implementar en la actividad diaria y efectiva para controlar y reducir la obesidad”, asegura el doctor Ortega.
Por su parte, el doctor Álvarez Pitti indica que ir caminando al colegio supone además una mejora en la condición física muscular, ya que tonifica los músculos y permite incrementar la masa muscular, sobre todo del tren inferior y espalda. “Este incremento de la masa muscular es fundamental para un buen tono corporal y control postural. Además, se mejoran otros componentes de la condición física como son el equilibrio y la coordinación”, matiza.
Otros beneficios para la salud
La actividad física puede ser influyente en la plasticidad y flexibilidad cerebral. El ejercicio a largo plazo favorece el riego sanguíneo cerebral, la creación de nuevas conexiones neuronales, la transmisión neuronal en el hipocampo y la expresión de genes relacionados con factores de crecimiento nervioso. “Los resultados de los estudios sugieren que la actividad física que tiene lugar inmediatamente antes del colegio predispone al aprendizaje efectivo, observando mejores habilidades verbales, numéricas y de razonamiento en los que llevan a cabo un transporte activo al centro educativo. La actividad física tiene efectos positivos en el nivel de concentración y reduce los comportamientos hiperactivos o autoestimulatorio”, asegura el doctor Álvarez Pitti.
Por otro lado, a nivel emocional, se ha demostrado que la práctica de la actividad física diaria incrementa la autoestima y disminuye el riesgo de caer en trastornos del área emocional (ansiedad, depresión). Además, “favorece los momentos de encuentro entre padres e hijos y fomenta el establecimiento de nuevas amistades, potenciando el sentimiento de pertenencia al grupo”, concluye el vocal de actividad física del CPS.
Ir caminando al cole beneficia al planeta
La Contaminación Atmosférica Urbana (CAU) es uno de los mayores retos en salud medioambiental del presente siglo para la OMS. Es responsable del 19% de toda la mortalidad cardiovascular. Los niños son más vulnerables a la CAU porque respiran más veces por minuto e inhalan mayores volúmenes de aire por kg de peso que los adultos, por la inmadurez anatómica y funcional del sistema respiratorio en crecimiento y por su menor estatura. En los colegios situados cerca de autopistas o calles con alta densidad de tráfico – con frecuencia provocado por los propios padres en las horas de entrada y salida del colegio- los niños están expuestos a contaminantes del aire que se asocian con alteraciones del sistema nervioso central en los test de atención y conducta. “Médicos y científicos estamos de acuerdo en que el uso del automóvil incrementa la CAU y esto se asocia significativamente con una disminución del rendimiento académico, memoria de trabajo, atención y deterioro de la función pulmonar en los niños”, asegura el doctor Ortega.